Versos y Poemas Verses and Poems Composiciones musicales
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Traducción: Manuel Alfonseca |
If (Rudyard Kipling)
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Si tu juicio no pierdes cuando todos lo pierden A pesar de que todos con la culpa te cargan; Si confías en ti mismo aunque todos lo nieguen, y también reconoces las dudas que te achacan;
Si esperas sin descanso cuando es deber la espera, Si engañado no engañas y si odiado no odias, Ni mejor que tú eres ser fingiendo aparentas, Ni hablas como quien sabe y tiene buena memoria;
Si sueñas y no dejas de ti al sueño adueñarse, Si piensas y no haces de tus ideas la meta, Si encuentras por azar al Triunfo y al Desastre, Y a los dos impostores como iguales aceptas;
Si la verdad que dices el mundo hace mentira Con malas intenciones, pero tú no te hundes, Y cuando se destruye la obra de tu vida La comienzas de nuevo y todo reconstruyes;
Si amontonas de golpe todo lo que has ganado Y lo arriesgas sin miedo porque tú lo quisiste, Y pierdes y te vuelves por donde hayas llegado Sin perder la alegría, sin decir lo que fuiste;
Si fuerzas a tu cuerpo, al corazón y al nervio A obedecer tu orden, aunque ya se desinfle, A aguantar el vacío de tu interior desierto Porque tú se lo mandas y le dices ¡resiste!
Si hablando con el pueblo mantienes tu virtud, Y andando junto a reyes te guardas natural, Si amigos y enemigos saben que tú eres tú Y a todos los ayudas, sin quitar libertad;
Si llenas el minuto fugaz e imperdonable De sesenta segundos de trabajo escogido, Tuya será la Tierra, todo lo imaginable, Y además, lo mejor: ¡serás Hombre, hijo mío! |
If you can keep your head when all about you Are losing theirs and blaming it on you; If you can trust yourself when all men doubt you, But make allowance for their doubting too;
If you can wait and not be tired by waiting, Or being lied about, don't deal in lies, Or being hated, don't give way to hating, And yet don't look too good, nor talk too wise;
If you can dream - and not make dreams your master, If you can think - and not make thoughts your aim; If you can meet with Triumph and Disaster And treat those two impostors just the same;
If you can bear to hear the truth you've spoken Twisted by knaves to make a trap for fools, Or watch the things you gave your life to, broken, And stoop and build'em up with worn-out tools;
If you can make one heap with all your winnings And risk it on one turn of pitch-and-toss, And lose, and start again at your beginnings And never breathe a word about your loss;
If you can force your heart and nerve and sinew To serve your turn long after they are gone, And so hold on when there is nothing in you Except the Will which says to them: Hold on!
If you can talk with crowds and keep your virtue, Or walk with Kings - nor lose the common touch, If neither foes nor loving friends can hurt you, If all men count with you, but none too much;
If you can fill the unforgiving minute with sixty seconds' worth of distance run, Yours is the Earth and everything that's in it, And - which is more - you'll be a Man, my son!
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Soneto (Manuel Alfonseca) del libro Mano Escondida |
Mist across the Moon (Manuel Alfonseca)
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La tercia guardia apenas comenzaba, La noche oscura bajo las estrellas, Cuando de Amor las dos pupilas bellas El fuego ardiente en el cristal brillaba.
Los labios rojos, trémulos se abrieron, Los albos dientes puros asomando, La voz sublime suave musitando: Mañana lo decides, balbucieron.
¿Fue sueño lo que vi? ¿Fue fantasía? Un hálito helador cruzó mi mente Secando la emoción que en ella ardía.
Pues cuando a oscura noche siguió el día Amor marchó y dejóme tristemente Sólo el aliento y la melancolía. |
A line of mist across the moon's face, A big dark shadow chilling my heart, A dusty mirror hiding thy shape, A creeping doubt that hurts with a smart.
My soul is free to ascend to the sky Or, plumbing down, to drop to the depths. But I must lose myself ere I fly Beyond the world to find Thee and rest.
I'm all alone! my heart seems to hear, A cry of pain from deep down within, But misty moon lights sudden and near And wakes my hope before my hope sinks.
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Traducción: Manuel Alfonseca |
Elegía de Marienbad (Johann Wolfgang von Goethe)
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Y cuando el hombre en su agonía enmudece, Me dejó Dios decir lo que yo sufro.
¿Qué puedo esperar yo de un nuevo encuentro, De la cerrada flor de este mal día? Edén e infierno están ante ti abiertos; ¡El alma está perdida e indecisa! ¡No dudes más! Del cielo el umbral pasa Y hacia sus brazos ella a ti te alza.
Fuiste tú así en Edén bien acogido, Como si vida eterna merecieras; Deseo, anhelo e ilusión perdidos, Lograste al fin tu íntima apetencia, Y en la contemplación de esta belleza Se secó hasta la fuente de tus quejas.
¡Qué rápido voló y se agitó el sol, Parece los minutos empujar! El beso de la tarde fiel selló: Lo mismo el día siguiente sellará. Fluyen las horas ya en tiernas salidas, Hermanas me parecen, mas distintas.
Último beso ya, dulce y brutal, Divide el plexo espléndido de amor. El pie corre, se para, hurta el umbral, Cual si ardiente querube lo impidió. La oscura senda busca una ojeada, Mira hacia atrás, la puerta está cerrada.
Cerrado ya en sí mismo el corazón Como si nunca abierto fue por ella; Cual si la feliz hora que gozó Ya no brillara más que las estrellas; Enojo, contrición, culpa y terror Pesan ahora en aire abrasador.
¿No te queda aún el mundo? Escarpaduras, ¿No están ya por las sombras coronadas? ¿Es que ya la cosecha no madura? ¿No roza el río el prado entre las matas? ¿Y del cielo la cúpula no engloba Las ricas formas, las deformes formas?
Qué leve, grácil, suave entrelazado Flota seráfico el coro de las nubes, Ella parece, azul eterizado, Fina figura de sutil perfume; Así la viste dominando el baile, Con la más bella encantadora imagen.
Solo un momento puedes conformarte Con poner en su puesto un espejismo; ¡Atrás! ¡Al corazón! Para encontrarte El bullir de un tropel dubitativo; Entre las formas, una destacada, Tan diversa, mas siempre más amada.
Cómo ella me esperó para acogerme Y alegrarme después con sutil cambio; Tras el último beso concederme, Un beso más posó sobre mis labios: A fuego está esta imagen de mi amada En mi fiel corazón siempre grabada.
Mi corazón, que firme se mantiene Cual torreón, y la mantiene en sí, Por ella alegre sigue persistente; Cuando ella se revela, vuelvo en mí. Se siente libre en tan querida celda Y sólo late para agradecerla.
Si se secó la fuente del amar, El menester de ser correspondido, ¡Esperanza encontré de diseñar Y raudo ejecutar nuevo objetivo! Si el amor ha inspirado a algún amante, Fue para mí su acción gratificante.
¡Todo por ella! Como el miedo interno En cuerpo y alma, peso involuntario: Lluvia de ideas por mi ser envuelto, Sitio vacío en mi interior ansiado; Mas la esperanza vuelve en el umbral, Ella aparece en tierna claridad.
Más que cualquier razón, de Dios la paz, Feliz nos hace -dicen- aquí abajo, A ella equiparo yo el amor veraz En presencia feliz del ser amado; Se calma el corazón, ya no me inquieto Ni en mi profundo ser: le pertenezco.
Reina el afán en nuestro pecho limpio De entregarse contento y liberado al casto ser mayor, desconocido, Descifrando al eterno Innominado; ¡Ser devoto eso es! De tal altura Siento participar junto a la suya.
Como al ardor del sol, con su mirada, Como al aire vernal, ante su aliento, Se funde el propio ser, que helado estaba En las profundas grutas del invierno; Ni el propio beneficio y voluntad Ante ella pueden nunca perdurar.
Es como si dijese: «Hora tras hora La vida se nos da, muy accesible, Poco servicio ayer nos proporciona; Conocer el mañana es imposible. Y si yo me asusté al caer la tarde, El sol se fue y yo supe consolarme.
Haz como yo, contento y comprensivo, ¡Reta el momento! ¡No lo aplaces más! Corre tras él, benigno fresco y vivo, En los actos, el gozo o el amar; Donde tu estés, sé siempre, siempre simple, Así todo serás, siempre invencible.
Dices bien, pensé yo, por compañía Un dios te dio la gracia del momento, Y amado del destino cada día A tu lado al instante yo me siento. Me asusta que se aleje tu presencia. ¡Qué me sirve aprender tan alta ciencia!
¡Lejos de ti estoy yo! Cada minuto, ¿De qué me sirve ya? No sé decirlo; Si me ofrece algo bueno y algo justo, Sólo me duele que debo despedirlo; Sólo me mueve ya pena invencible, Sólo me quedan lágrimas sin límite.
¡Sigue manando, pues! ¡Fluye sin pausa, Aunque mi ardor no logres apagar! Sufre mi pecho en paz y se desgarra, Muerte y vida terribles al luchar. Aunque el dolor del cuerpo sé aliviar, Al alma falta empuje y voluntad.
Me falta comprensión: ¿cómo añorarla? Repetir su figura cien mil veces, Pronto dudar de mí, pronto apartarla, Borrosa hoy y ahora resplandece. ¿Cómo pudo aliviarme, pía y mínima Esta ida y vuelta, esta fugaz noticia?
¡Dejadme aquí, mis fieles compañeros! Despreciadme entre rocas, barro y moho; ¡Seguid! El mundo está para ti abierto, Ancha la tierra, el cielo alto coloso. Investigad, mirad, recoged datos, Descubrid de natura enigma arcano.
Perdí el cosmos, mi yo ya me abandona, Yo que fui favorito de los dioses; Como prueba me dieron a Pandora, Más rica en amenazas que era en dones; Fui proyectado hasta su boca dulce, Me apartaron después, me di de bruces. |
Und wenn der Mensch in seiner Qual verstummt. Gab mir ein Gott zu sagen, was ich leide.
Was soll ich nun vom Wiedersehen hoffen, Von dieses Tages noch geschloßner Blüte? Das Paradies, die Hölle steht dir offen; Wie wankelsinnig regt sich's im Gemüte! - Kein Zweifeln mehr! Sie tritt ans Himmelstor, Zu ihren Armen hebt sie dich empor.
So warst du denn im Paradies empfangen, Als wärst du wert des ewig schönen Lebens; Dir blieb kein Wunsch, kein Hoffen, kein Verlangen, Hier war das Ziel des innigsten Bestrebens, Und in dem Anschaun dieses einzig Schönen Versiegte gleich der Quell sehnsüchtiger Tränen.
Wie regte nicht der Tag die raschen Flügel, Schien die Minuten vor sich her zu treiben! Der Abendkuß, ein treu verbindlich Siegel: So wird es auch der nächsten Sonne bleiben. Die Stunden glichen sich in zartem Wandern Wie Schwestern zwar, doch keine ganz den andern.
Der Kuß, der letzte, grausam süß, zerschneidend Ein herrliches Geflecht verschlungner Minnen. Nun eilt, nun stockt der Fuß, die Schwelle meidend, Als trieb' ein Cherub flammend ihn von hinnen; Das Auge starrt auf düstrem Pfad verdrossen, Es blickt zurück, die Pforte steht verschlossen.
Und nun verschlossen in sich selbst, als hätte Dies Herz sich nie geöffnet, selige Stunden Mit jedem Stern des Himmels um die Wette An ihrer Seite leuchtend nicht empfunden; Und Mißmut, Reue, Vorwurf, Sorgenschwere Belasten's nun in schwüler Atmosphäre.
Ist denn die Welt nicht übrig? Felsenwände, Sind sie nicht mehr gekrönt von heiligen Schatten? Die Ernte, reift sie nicht? Ein grün Gelände, Zieht sich's nicht hin am Fluß durch Busch und Matten? Und wölbt sich nicht das überweltlich Große, Gestaltenreiche, bald Gestaltenlose?
Wie leicht und zierlich, klar und zart gewoben Schwebt, seraphgleich, aus ernster Wolken Chor, Als glich' es ihr, am blauen Äther droben Ein schlank Gebild aus lichtem Duft empor; So sahst du sie in frohem Tanze walten, Die lieblichste der lieblichsten Gestalten.
Doch nur Momente darfst dich unterwinden, Ein Luftgebild statt ihrer festzuhalten; Ins Herz zurück! dort wirst du's besser finden, Dort regt sie sich in wechselnden Gestalten; Zu vielen bildet eine sich hinüber, So tausendfach, und immer immer lieber.
Wie zum Empfang sie an den Pforten weilte Und mich von dannauf stufenweis beglückte; Selbst nach dem letzten Kuß mich noch ereilte, Den letztesten mir auf die Lippen drückte: So klar beweglich bleibt das Bild der Lieben Mit Flammenschrift ins treue Herz geschrieben.
Ins Herz, das fest wie zinnenhohe Mauer Sich ihr bewahrt und sie in sich bewahret, Für sie sich freut an seiner eignen Dauer, Nur weiß von sich, wenn sie sich offenbaret, Sich freier fühlt in so geliebten Schranken Und nur noch schlägt, für alles ihr zu danken.
War Fähigkeit zu lieben, war Bedürfen Von Gegenliebe weggelöscht, verschwunden, Ist Hoffnungslust zu freudigen Entwürfen, Entschlüssen, rascher Tat sogleich gefunden! Wenn Liebe je den Liebenden begeistet, Ward es an mir aufs lieblichste geleistet;
Und zwar durch siel - Wie lag ein innres Bangen Auf Geist und Körper, unwillkommner Schwere: Von Schauerbildern rings der Blick umfangen Im wüsten Raum beklommner Herzensleere; Nun dämmert Hoffnung von bekannter Schwelle, Sie selbst erscheint in milder Sonnenhelle.
Den Frieden Gottes, welcher euch hienieden Mehr als Vernunft beseliget - wir lesen's -, Vergleich ich wohl der Liebe heitern Frieden In Gegenwart des allgeliebten Wesens; Da ruht das Herz, und nichts vermag zu stören Den tiefsten Sinn, den Sinn, ihr zu gehören.
In unsers Busens Reine wogt ein Streben, Sich einem Höhern, Reinern, Unbekannten Aus Dankbarkeit freiwillig hinzugeben, Enträtselnd sich den ewig Ungenannten; Wir heißen's: fromm sein! - Solcher seligen Höhe Fühl ich mich teilhaft, wenn ich vor ihr stehe.
Vor ihrem Blick, wie vor der Sonne Walten, Vor ihrem Atem, wie vor Frühlingslüften, Zerschmilzt, so längst sich eisig starr gehalten, Der Selbstsinn tief in winterlichen Grüften; Kein Eigennutz, kein Eigenwille dauert, Vor ihrem Kommen sind sie weggeschauert.
Es ist, als wenn sie sagte: Stund um Stunde Wird uns das Leben freundlich dargeboten, Das Gestrige ließ uns geringe Kunde, Das Morgende, zu wissen ist's verboten; Und wenn ich je mich vor dem Abend scheute, Die Sonne sank und sah noch, was mich freute.
Drum tu wie ich und schaue, froh verständig, Dem Augenblick ins Auge! Kein Verschieben! Begegn' ihm schnell, wohlwollend wie lebendig, Im Handeln sei's, zur Freude, sei's dem Lieben; Nur wo du bist, sei alles, immer kindlich, So bist du alles, bist unüberwindlich.
Du hast gut reden, dacht ich, zum Geleite Gab dir ein Gott die Gunst des Augenblickes, Und jeder fühlt an deiner holden Seite Sich augenblicks den Günstling des Geschickes; Mich schreckt der Wink, von dir mich zu entfernen - Was hilft es mir, so hohe Weisheit lernen!
Nun bin ich fern! Der jetzigen Minute, Was ziemt denn der? Ich wüßt es nicht zu sagen; Sie bietet mir zum Schönen manches Gute, Das lastet nur, ich muß mich ihm entschlagen; Mich treibt umher ein unbezwinglich Sehnen, Da bleibt kein Rat als grenzenlose Tränen.
So quellt denn fort! und fließet unaufhaltsam; Doch nie geläng's, die innre Glut zu dämpfen! Schon rast's und reißt in meiner Brust gewaltsam, Wo Tod und Leben grausend sich bekämpfen. Wohl Kräuter gäb's, des Körpers Qual zu stillen; Allein dem Geist fehlt's am Entschluß und Willen,
Fehlt's am Begriff: wie sollt er sie vermissen? Er wiederholt ihr Bild zu tausend Malen. Das zaudert bald, bald wird es weggerissen, Undeutlich jetzt und jetzt im reinsten Strahlen; Wie könnte dies geringstem Troste frommen, Die Ebb und Flut, das Gehen wie das Kommen?
Verlaßt mich hier, getreue Weggenossen! Laßt mich allein am Fels, in Moor und Moos; Nur immer zu! euch ist die Welt erschlossen, Die Erde weit, der Himmel hehr und groß; Betrachtet, forscht, die Einzelheiten sammelt, Naturgeheimnis werde nachgestammelt.
Mir ist das All, ich bin mir selbst verloren, Der ich noch erst den Göttern Liebling war; Sie prüften mich, verliehen mir Pandoren, So reich an Gütern, reicher an Gefahr; Sie drängten mich zum grabeseligen Munde, Sie trennen mich, und richten mich zugrunde. |
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Poema de la Vida
Partitura para piano / Piano score
Partitura para piano / Piano score